Hoy hace una semana que la Global Sumud Flotilla zarpó desde Barcelona. Fue un fin de semana intenso y profundamente emocionante, y lo fue por muchas razones.
Durante estos días he pensado por qué los miembros organizadores de la GSF y otros activistas me resultaban tan familiares, como si los conociera de toda la vida. Con algunos pude intercambiar unas palabras; con otros, solo una mirada. Aunque no tenía credenciales de prensa, logré situarme en el recinto reservado a periodistas, muy cerca de los conferenciantes. Los observaba, y mi cámara también.